Gálatas 4:1-7
22 de febrero de 2009
Marcos Ramírez
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Introducción
Uno de esos momentos fue cuando me enfrenté a una terrible experiencia durante mi infancia. De regreso a casa después de unas felices vacaciones, bajé somnoliento del autobús en una terminal equivocada sin que mis padres se dieran cuenta. Después de un tiempo, el autobús siguió su trayecto sin mí, pero con mis padres y mi hermano abordo. Al mirarme abandonado, iba de un lado a otro dentro de la estación llorando como loco. Después de unos minutos, que para mi fueron horas, vi entrar corriendo a mi padre en mi busca y mi rostro se llenó de felicidad al verlo, lo abracé tan fuerte para que me llevara con él.
Otro momento excelente fue cuando en los años de nuestra infancia nos llevó a mi hermano y a mí a conocer la ciudad de México. Visitamos varios sitios históricos de interés y juntos recordamos nuestra gran historia de México. Siempre estaba pendiente de nosotros y nos cuidaba con evidente responsabilidad. En el lugar donde nos hospedamos tuvimos la dicha de pegar las tres camas y dormir juntos.
En mi juventud, por motivos de estudios viví en la ciudad de Guadalajara, a varios kilómetros de distancia de casa. Durante ese tiempo cuando la nostalgia invadía mi corazón hablábamos por teléfono y era reconfortante escuchar sus palabras de ánimo, me recordaba que me amaba y que oraba siempre por mí.
A pesar de ser tan especial esta relación con mi padre, fue una relación imperfecta, prueba de ello es que terminó. Este 10 de febrero fue su XVII aniversario luctuoso.
Muchas veces he querido tenerlo conmigo y buscar su ayuda y consejo, pero ya no es posible, en ocasiones he estado frente a su tumba y he realizado un monólogo porque no me oye y no responde.
Fue una buena relación, pero no duró, se apagó tan pronto y cuando pienso en mi relación con mis hijas, cabe siempre la posibilidad que acabe pronto.
Existe una relación paternal que sí es perfecta, se trata del amor de un padre que adoptó de la humanidad caída a hombres y mujeres perversos y malhechores para hacerlos sus hijos y amarlos por toda una eternidad.
Se trata de Dios quien ha adoptado de esta humanidad perversa una familia para que gocen y disfruten de él para siempre. El gozo de esta familia está en lo que él es. Hoy en día por esa bendita adopción puedo disfrutar del amor paternal de Dios
I. El proyecto divino de adopción fue perfectamente diseñado y ejecutado 4:4-5
El plan de Dios fue perfectamente trazado y se ejecutó en el punto exacto de la historia humana. El Pastor Philip Ryken comenta al respecto:
“Los griegos habían provisto un lenguaje común y una cultura para compartir el evangelio, A través de los romanos había transporte seguro para esparcir el evangelio, pero lo mejor de todo es que los pecadores estaban listos para ser liberados de su esclavitud. Los gentiles estaban cansados de servir a los dioses paganos y los judíos estaban cansados de ser prisioneros por la ley que habían tratado y fallado de cumplirla por miles de años. Así que fue el tiempo justo, ni un momento antes ni un momento después”.
Las circunstancias del plan eran las perfectamente requeridas:
“Cuando llegó el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley…” (vr 4)
Jesús también nació bajo la ley, esto es, nació como judío y por lo tanto cumplió en su totalidad la ley, la cumplió toda, nunca la quebrantó. También murió bajo la ley, recibió la maldición de la ley que debió caer en su pueblo.
No sólo la cumplió por su pueblo, sino que también recibió la terrible penalidad por el incumplimiento de aquellos a quienes su padre decidió adoptar
El propósito de nacer de mujer y bajo la ley fue más allá de liberar a los que estaban bajo la ley, se trataba de liberarlos para adoptarlos como sus hijos:
“Para que redimiese a los estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”
Jesús, no sólo pagó el precio de nuestra libertad sino que también obtuvo los papeles de nuestra adopción. Un pasaje que se hace relevante en este asunto de la adopción es aquel cuando Jesús les dice a las mujeres que habían ido al sepulcro el día de la resurrección y les dijo:
“…No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán”
No cabe duda, Jesús los había traído a la familia de Dios por su muerte y su resurrección.
II. El resultado de la adopción 4:6-7
Ahora somos hijos legítimos, nuestra situación es diferente ahora en Cristo. Somos sus hijos, no somos esclavos, ahora nos sentamos a su mesa como lo hacen los hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (6)
Abba es un término de respeto también como una expresión de cariño. Explica Sinclair Ferguson:
“Abba era la palabra que solían usar los niños para hablar a sus padres. Un niño se dirige a su padre usando términos como papá o papi. Ese es el sentido que representa la palabra Abba. Era la palabra que balbucea un niño pequeño…los adultos pueden mantenerse a distancia y ser muy formales, pero un niño entra corriendo, irrumpe precipitadamente y se agarra a las piernas de su padre.
Conclusiones y Aplicaciones
J.I. Packer dijo:
“La adopción es el mayor privilegio que ofrece el evangelio…no se cuestiona que la justificación por la que hablamos del perdón de Dios para el pasado al mismo tiempo que de su aceptación para el futuro sea la bendición primaria y fundamental…pero la adopción es más alta, a causa de la relación mucho más rica que representa”
¿Qué es lo más seguro que existe? Nuestra relación con el padre. Hemos sido adoptados para disfrutar del amor paternal de Dios y ese amor dura por siempre, nunca terminará, estamos seguros en su amor.
Esa adopción debe estar presente en nuestros corazones cada día, cada noche cada tarde. En momentos de soledad, de pruebas, de incertidumbre, debe llevarte a descansar y gozarte que recibiste la adopción para gozar del amor paternal de Dios.
La adopción debe mantenerte en gozo todos los días de nuestra vida, ese es el motor de nuestra vida.
¿Cómo es tu relación con el Señor? Si necesitas regresar a él, hazlo pronto, él te ha adoptado para que disfrutes de su amor paternal que es duradero, él es tu fuente de felicidad para correr a sus brazos en tiempos de aflicción, de incertidumbre, en tiempos de extravío, en todo tiempo.
Referencia:
Ryken, P. (2005). Galatians. Reformed expository commentary. P&R Publishing Co. USA
Ferguson, S. Hijos del Dios vivo
Packer, J. Conociendo a Dios.
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